Islas Ábaco – En las islas Ábaco en las Bahamas, y cuando no estudiaba, Brandon Severe, de 15 años, se pasaba el día , corriendo por los caminos de las granjas, cuesta arriba y cuesta abajo, entre pinos y campos de citrus, con la determinación de mejorar su tiempo de carrera.  

 Maurice standing in the middle of the destruction caused by Hurricane Dorian on Abaco
Maurice está reconstruyendo su casa que en septiembre de 2019 fuera derribada por los fuertes vientos del Huracán Dorian, de una intensidad de 280 km por hora. Foto: Muse Mohammed/OIM 

Maurice, su padre, operador de maquinaria pesada, no podía sentirse más orgulloso del primer lugar que su hijo ocupó el año pasado en la competencia escolar de atletismo en la capital, Nassau.  

Hace unos diez años, cuando el Huracán Dorian hizo pedazos su casa en Ábaco, Maurice vio por última vez a su hijo en un día turbulento, antes de ponerlo en un bote y llevarlo a un lugar a salvo en otra isla.  

“Yo sabía que aquí no habría escuela y no quería que mis hijos estuvieran acá y fueran testigos de todo esto. Yo solo quiero lo mejor para ellos, ayudarlos lo más que pueda. Para eso están los padres”.  

Con vientos envolventes de 280 kilómetros por hora, el Dorian penetró en esta nación caribeña en septiembre de 2019, coincidiendo con una marea excepcionalmente alta que provocó serias inundaciones.  

“Cuando un huracán se está acercando uno no sabe de qué lado viene. Si por la izquierda o por la derecha. Y se cuela por donde encuentra un punto débil. Es imposible saberlo de antemano. 

Mi nombre es Maurice; esta es mi casa. Ha volado por los aires. Todo lo que yo tenía estaba aquí.  

“Nadie pensó que esto iba a ser así. A veces había vientos leves, pero nunca fue así, algo tan fuerte”. 

Es el más poderoso huracán que ha castigado a este país desde que comenzaron a ser registrados – afectando a más de 70.000 personas y destruyendo aproximadamente 3.000 casas. El Centro de Monitoreo de Desplazamiento Interno (CMDI) informa que la tormenta de categoría cinco dio origen a unos 9.800 nuevos desplazamientos en el archipiélago. 

De acuerdo con el CMDI, en 2019 los desastres provocaron casi 25 millones de nuevos desplazamientos en todo el mundo – tres veces el porcentaje de desplazamiento causado por los conflictos y la violencia. Casi la mitad del desplazamiento inducido por los desastres fue provocada por ciclones e inundaciones. 

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Almost half of disaster-induced displacement last year was caused by storms like Hurricane Dorian. Photo: Muse Mohammed/IOM 

Muchos residentes de la isla más afectada, Ábaco, huyeron hacia las islas vecinas por avión o por barco. Miles fueron alojados en albergues manejados por el Gobierno en gimnasios escolares que fueron especialmente adaptados u otros lugares en Nassau. La mayor parte de estos residentes pertenecían a la comunidad haitiana.  

Esfuerzos ininterrumpidos para reconstruir las áreas afectadas se ven ahora complicados por la pandemia de COVID-19. Debido a las restricciones al movimiento de mercaderías y de personas entre las islas, la reconstrucción en Ábaco se está dando ahora de forma más lenta ya que los materiales de construcción son más difíciles de conseguir. Además, gran parte de la isla se encuentra sin provisión de energía eléctrica.  

Entre los más afectados se encontraban los miembros de la comunidad haitiana que viven en la isla de Ábaco, en asentamientos informales, menos desarrollados e inseguros.  

Maurice, es un ciudadano de Bahamas de padres haitianos –dos migrantes de los miles que llegaron a Bahamas para trabajar durante el auge del turismo en las décadas de 1980 y 1990.  

Como muchos trabajadores migrantes en todo el mundo, las familias de descendencia haitiana en las Bahamas viven por debajo de la línea de pobreza en asentamientos informales, deben enfrentar discriminación permanentemente y no tienen acceso a servicios básicos tales como agua corriente, electricidad, así como tampoco acceso a la educación.  

No sorprende que los efectos del Huracán Dorian fueron especialmente devastadores en los asentamientos que la mayor parte de las comunidades haitianas en las Bahamas llamaban su hogar. Entre ellos, uno que se destacaba especialmente, el llamado localmente The Mudd y otro conocido con el nombre de The Farm. 

 

The remnants of what is left of Maurice’s home on The Farm, an informal settlement torn apart by Hurricane Dorian.  Photo: Muse Mohammed/IOM
Los restos de lo que fuera el hogar de Maurice en The Farm, un asentamiento informal destruido por el Huracán Dorian. Foto: Muse Mohammed/OIM 

 

“El viento soplaba muy fuerte y de golpe todas las ventanas se hicieron añicos”, dice Maurice recordando el día en el que el Dorian destruyó su casa en The Farm. Se llevó a su esposa, a sus tres hijos y a un amigo al salón. 

“Les dije, ‘Cuando yo diga pato, ¡todos deben agacharse!’. Inmediatamente después de eso, una hoja de madera contrachapada voló por encima de nuestras cabezas”. 

Eventualmente el viento arrancó el techo. Maurice tomó a su familia y la condujo hacia el bosque de pinos que se encontraba en las cercanías, procurando algo de seguridad tierra adentro. Se aferraron a los árboles y se ocultaron debajo de los coches durante las siguientes cinco horas.  

  

Primero intentamos llegar hasta la casa. 

Desde la casa, tuvimos que regresar al vehículo y nos quedamos allí por un rato.  

Al día siguiente, tuvimos que ir saltando de un coche al otro, y así sucesivamente.  

Luego tuvimos que cortar camino a través del pino por la casa de nuestro vecino de al lado y allí es donde todos tuvimos que quedarnos.  

Pero cuando estás parado ahí, en medio del viento, con chapas que vuelan, maderas que vuelan, con todo tipo de cosas volando, hay que agacharse, hay que tirarse al suelo, si hay una madera enchapada encima de uno hay que quedarse ahí, hasta que el viento amaine y entonces sí, uno puede moverse. 

“En un determinado momento mi esposa comenzó a gritar, ‘cuidado que viene una chapa, ¡hay una chapa viniendo!’ Pero antes de que mis hijos pudieran darse vuelta, la chapa golpeó contra la pierna de mi hijo justo detrás de la rodilla, hiriéndolo”. 

Maurice pasó las siguientes horas al lado de Brandon, usando pasta de tomate seco que encontró entre los escombros de la tormenta para intentar detener el sangrado. 

Horas más tarde finalmente pudo subir a su hijo a un bote y llevarlo a un lugar seguro. 

“El bote vino de otra isla. Nos localizó, recogió a mi hijo y lo llevó al hospital.” 

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Maurice se sienta en lo que alguna vez fue su hogar, con el preciado trofeo de atletismo de su hijo que pudo encontrar entre los escombros que dejó el Huracán Dorian. Foto: Muse Mohammed/OIM

Eventualmente, los tres hijos de Maurice – Brandon, Christopher y Maurisha – lograron llegar a Canadá y a los Estados Unidos en donde viven con parientes que les abrieron las puertas de sus hogares. 

Maurice y su esposa se encontraban entre quienes decidieron quedarse en Ábaco. Han estado durmiendo en una tienda al lado de una pila de escombros que alguna vez fue su casa de cuatro habitaciones.  

Un día, sentado en medio de los escombros, Maurice encontró el trofeo por el primer lugar en la carrera que su hijo ganó, al lado de la ropa arruinada y los sillones maltrechos. 

“Haber encontrado su trofeo trajo recuerdos personales y sobre mi hijo. Él trabajó muy duro por ese trofeo. Siempre estaba entrenando, corriendo cuesta arriba y cuesta abajo en The Farm. Siempre me hizo sentir orgulloso”. 

Maurice se ha unido a los esfuerzos para la reconstrucción, trabajando con compañeros de la comunidad en la tarea de volver a poner de pie sus vecindarios, hogares y vidas.  

Ahora consagra el día entero a ayudar a los granjeros que lo emplean como trabajador jornalero, nivelando los edificios destruidos y despejando los escombros.  

¿Mi trabajo? Soy operador de maquinaria pesada, y manejo la mayor parte de las máquinas para ellos. En eso consiste mi trabajo.  

Sigo operando las máquinas porque teníamos muchas cosas dadas vueltas, por ejemplo, contenedores, y mi tarea era enderezarlos nuevamente.  

Y los camiones también estaban dados vuelta, y tuve que repararlos, además de comenzar a limpiar el lugar y otras tareas similares.  

Asegurarme de que, de nuevo todo funcione bien 

Era necesario que todos ayudaran, por supuesto. Y todos se pusieron a limpiar y a hacer lo que se suponía, debían hacer.  

Porque no puedes estar viviendo rodeado de todo este caos y simplemente mirarlo cada vez que pasas por ahí. Al menos hay que ayudar a limpiar, ¿no? 

En su tiempo libre, Maurice está construyendo la casa de sus sueños. 

“Mi esposa me dijo: ‘Maurice si nos vamos, el día que regresemos ya no vamos a tener un hogar. Si un día quieres volver a lo que fue tu hogar, es necesario tener una casa donde sentirnos bien”.  

Yo dije: “Bueno, eso tiene mucho sentido, por eso aún no me iré”. 

Reunió sus ahorros y compró un terreno a un par de kilómetros, en una zona llamada Marsh Harbour. Es un lugar tranquilo, dice, un lugar donde puede relajar su mente. Se imaginó a sus hijos jugando algún día en el patio de adelante. 

“You have to have a place where you can lay your head.” 

In his spare time, Maurice is building his dream home.  

“My wife, she said to me, ‘Maurice if we go, we won’t have a home later. If you want to come back home, you need to have a place to lay your head.’  

I said ‘Well, that makes plenty of sense that’s why I ain’t leaving yet’.” 

He pulled together his savings and bought new land in a few kilometres away in an area called Marsh Harbour. It’s a peaceful place, he says – somewhere his mind can relax. He envisions his children playing in the front yard there one day. 

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Maurice on his newly-purchased plot of land where he plans to build a home his family can return to. Photo: Muse Mohammed/IOM

 

“It’s not only me building this house but also a couple of friends. We’re all putting this together and as we work, we crack jokes and make it happen together, through teamwork.”  

His plans for the house include three bedrooms, two bathrooms, a living room, kitchen and laundry room. 

“Before I start to build though, I need to make sure my wife and my children are happy about the plans for our new home. I’m building this house just for them.” 

“When everyone comes back, they’ll be happy, and we’ll all be home together.” 

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